Según informa el
Daily Telegraph, el
Hipódromo de Ascot ha decidido sacar a la venta entradas para el exclusivo
recinto real. Según la tradición, este apartado del hipódromo era privilegio de la Familia Real inglesa y sus invitados.
La causa determinante para la
apertura al “pueblo” de un espacio tan elitista ha sido el dinero que generará la venta de localidades, muy necesario para
remodelar el vetusto hipódromo inglés.
Si me permiten la comparación y salvando las distancias, esta apertura me recuerda en España a la venta de entradas en
La Zarzuela para acceder al recinto del
paddock. Esta decisión molestó a los
turfman más tradicionalistas y a algunos profesionales. Parte de razón no les faltaba a los
puristas de Madrid que llegaron a calificar este
modernismo como indignante.
En Ascot, los habituales del hipódromo creen que “con la apertura al recinto real lo único que se consigue es convertir un deporte de reyes en uno vulgar”.
Tal vez, la solución sería que los rectores de los hipódromos pensaran en fórmulas modernas de
hacer caja sin
tocar las tradiciones. Viendo los
gastos que generan los hipódromos, nadie debe dudar que son necesarios unos ingresos un tanto atípicos aunque con esto "se manche" la historia de los recintos, y sin duda esta tradición centenaria de Ascot es un claro ejemplo. Si no hubiera sido necesario reformar el Hipódromo de Ascot el recinto real hubiera quedado “virgen de millonarios plebeyos”.
Años atrás, hemos podido observar como ponían el
nombre de una marca de cerveza o de un banco a un
gran premio clásico, unos ingresos que sin duda son bienvenidos al mundo de las carreras de caballos, pero que a mi no me terminan de agradar (en este sentido ni me gustó el cambio de Gran Premio de Madrid por el de Gran Premio Ciudad de Madrid).
En unos casos han intentado maquillar estas operaciones de
marketing llamando a los grandes premios por su nombre y poniendo el apellido de la marca patrocinadora (John Smith Grand National o el Arc de Triomphe Lucien Barriere) , otros directamente han sustituido el nombre del gran premio por el del anunciante.
Creo que en el turf, los límites y el
respeto a la tradición se están manteniendo pero no dudaría que en pocos años acudamos a las carreras al
Air Emirates Racecourse o al
Hipódromo El Corte Inglés como está sucediendo en el fútbol con los estadios.